
Inspección de reconocimiento
Una de las partes del edificio en el que se pone más ímpetu a la hora de realizar una ITE es la fachada. Esto responde a cinco motivos:
- Detección de lesiones que obligan al estudio del comportamiento de la relación fachada-estructura.
- La antigüedad o el estado de envejecimiento de la fachada.
- Aspectos que no deja de ser baladí, como las condiciones higrotérmico-acústicas.
Visitas de reconocimiento
La misión del arquitecto consiste en interpretar los mecanismos de alteración y calibrar el grado de deterioro de la lesión para calificar la gravedad. Para ello, efectuamos una inspección de la fachada desde el exterior. Lógicamente, buscamos correspondencias de esas lesiones en el interior y viceversa. Es imprescindible, por tanto, examinar la cara interior del cerramiento.
El motivo de la ITE consiste en localizar “desórdenes” –referidos a lesiones- y concretar su alcance, pero no es objeto investigar sus causas. Es decir, buscamos lesiones, carencias, deficiencias en todos los componentes y en toda su superficie. Este trabajo lo hacemos tocando, mirando y, en determinados casos, extrayendo muestras y ensayando el material extraído.


La ITE como punto inicial al estudio previo a una rehabilitación
La investigación de las causas y la cuantía vendrá dada por el estudio previo de rehabilitación, donde se pondrán de manifiesto los condicionamientos externos a los que está sometido la fachada. Tales condicionamientos pueden ser la orientación, los vientos dominantes, la humedad relativa, temperaturas máximas y mínimas a la que está expuesta, precipitaciones, etc. Estos condicionamientos afectan a los materiales del cerramiento. Por todo ello, un estudio previo a la rehabilitación podrá determinar qué condicionantes externos intervienen en el proceso de degradación y, ante todo, de qué forma.
Una vez localizadas las lesiones, se realizará un estudio particular de cada elemento. Con ello, se evaluará la situación en la que se encuentra. El Informe de Inspección Técnica del Edificio sí debe recoger las actuaciones específicas recomendables.
Los puntos de inspección quedan definidos a razón del grado de riesgo según su localización: a mayor altura, mayor riesgo, por ejemplo, en cuanto a desprendimientos.
Realizamos un reconocimiento estadístico basado en la determinación de un cierto número de puntos de inspección que permita la visualización de toda la fachada.
Componentes de la fachada con lesiones más frecuentes
Paramentos, aberturas, elementos salientes, elementos singulares: son los puntos débiles y procederemos a su inspección.
Determinamos el mayor número de elementos inspeccionados con respecto de su totalidad. Esto da una visión del conjunto del tanto por ciento inspeccionado. La lógica pero, sobre todo los antecedentes de incidentes ocurridos, nos obligan –como técnicos, como personas y como profesionales de la salvaguarda de la seguridad de las personas-, no nos permiten inspeccionar el mínimo exigible; inspeccionamos el 100% por la seguridad de las personas y por nuestro propio descanso.

La inspección es ocular y, como hemos dicho, del 100% de toda la superficie. Sin embargo, no todas las partes del edificio son accesibles. Por ello, utilizamos elementos tan básicos como unos prismáticos o fotografías. Ahora bien, no hay nada como una grúa, escaleras motorizadas, etc. El inconveniente de estos últimos es el gasto que se ocasiona a la Comunidad de Propietarios, pero es necesario detectar una lesión – prevenir- antes que lamentar un accidente –curar-.
Todas las aberturas que dan a fachada permiten inspeccionar el propio elemento en sí –balcones, azoteas, tribunas, galerías, etc.- pero, además, posibilitan la inspección del entorno –de la fachada-.